miércoles, octubre 30, 2013

Lo bueno en lo malo

Últimamente he tenido una racha un poco rara.

Pero de momento he sacado dos cosas buenas de esto. Conocer más a alguien a quien ya adoraba, y saber que puedo contar con él para más cosas de las que creía y darme cuenta de que a veces recuperar viejas costumbres puede ser terapéutico.

“Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes”

Los hombres se suelen quejar amargamente de la predilección de las mujeres por los “chicos malos” pero a la hora de la verdad no se trata de mujeres ni de hombres, se trata de personas. Ya lo dice la frase: “Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes” y es que los hombres caen en lo mismo que recriminan.

Aquí estoy yo pensando ¿le molestará que le diga...?  ¿Querrá quedar?  A dicho que estaba liado, estará cansado… y resulta que quien en vez de eso antepone sus deseos es quien se lleva el gato al agua. Quién chantajea, juega sucio y es egoísta se convierte en una opción, mientras que yo que decido que su descanso es prioritario ante mis ganas de verle o que respeto sus decisiones no lo soy.

A mi, que siempre me han gustado los chicos buenos, que siento predilección por los buenazos…

El universo tiene un sentido del humor de lo más retorcido.

domingo, octubre 27, 2013

¿Luchar o huir? Definitivamente huir.

Me siento arrepentida. Triste, invisible, insignificante, ridícula, patética, inútil, prescindible...

Y es un círculo vicioso del que no logro salir. Cuando más aislada me siento más me aislo. Con lo que me siento más aislada y solo puede ir a más.

No debí haber venido. Lo he sabido en cuanto ha llegado. Los gestos hablan más, más alto y más claro que las palabras. Y los gestos me dicen que sobro. Por lo tanto me aislo y eso hace que cada vez sobre más.

Y la necesidad de huir crece.

La educación que mis padres me dieron y pagaron es lo único que ha evitado que me diera la vuelta y huyera en esos momentos en los que de verdad creo que no se habrían dado cuenta.

Soy una idiota. Que se siente triste y sola y cree que hay alguien en algún lugar que puede cambiar eso. Pero no es así.

No hay nadie interesado en comprar lo que vendo. He sudado mas de 20 kilos y aunque al principio me sentí muy bien, me he dado cuenta de que no hay motivo. No he estado con nadie desde entonces con quién no estuviera antes de adelgazar tanto, y sé que lo qué les interesa no soy yo. Al fin y al cabo he adelgazado, pero sigo siendo yo. La única de los tres hermanos que no tiene fotos de bebe. La que fue una paria durante todo el tiempo que por estudios fue necesario interactuar con otras personas, la que tiene una sonrisa fea incluso después de mucho tiempo y dinero en ortodoncia. ¿por que iba a cambiar nada de eso por unos kilos? Porque iba a pensar alguien que soy guapa si no lo pensaron ni mis padres cuando nací, porque iba a hacerme la pérdida de peso interesante o divertida...

Y eso es extrapolable al resto de relaciones humanas.

Y esa es la clase de cosas que me lleva a pensar el sentirme tan prescindible. Y escribo mientras lloro en el tren de vuelta y pienso ¿y ahora que?