martes, enero 25, 2005

Una niña, no una cria.

Este post es una de esas cosas que pensé escribir en navidad y no lo hice.

A veces soy muy infantil, eso lo reconozco. Pero mi faceta infantil se reduce a ilusionarme por cosas nimias, pensar lo mejor que pueda de las reacciones de otros y alguna pataleta ocasional. Y no veo nada de malo en ello.
Hace años que deje de hacer regalos porque me los habían hecho, más o menos desde que deje de invitar a quienes me habían invitado y otras chiquilladas del estilo.
Los regalos han de hacerse de corazón, no son simplemente algo que compras por compromiso. Para mi un regalo dice mucho de alguien. Un regalo indica cuanto te conoce quien te lo hace. Por eso no me gusta decir que quiero como regalo, ni que me digan que quieren. Me gusta descubrir que puede emocionar al otro cuando lo reciba. Por eso un regalo no se mide por lo que cuesta. Si no por lo que aciertas. A veces un regalo no cuesta nada pero vale mucho. Esos me encantan. Y estas navidades han sido de las mejores. Todos mis regalos me encantan. Algunos no podéis verlos, el resto os los pongo aquí. (Salvo la cámara, porque saque con ella la foto.)