Fierotigre.

Cuando aún éramos solo dos hermanos y mi Reina no había entrado en mi vida conocimos a Fierotigre.
Estábamos de vacaciones y él era un gato callejero que decidió adoptarnos. El nombre se lo pusimos nosotros. Teníamos 3 y 5 años y una imaginación limitada para los nombres. Era, como es evidente, atigrado. La primera parte de su nombre, en cambio, le vino de una escena que presenciamos mi hermano y yo, en la que ahuyentó a lo que, en mi recuerdo, era un perro enorme. Claro que yo era muy pequeña y han pasado muchos años.
A pesar del poco tiempo que estuvo con nosotros le cogimos mucho cariño y quisimos traérnoslo de vuelta con nosotros (ni que decir tiene que no nos dejaron)
Solo guardo tres recuerdos de aquel verano, y me da pena no tener ninguna foto del pequeño Fierotigre que enseñaros.